La Autoexigencia


¡Feliz día a todos!

¿Habéis reparado en la manera en que la sociedad actual premia el perfeccionismo?. De hecho, la palabra perfecto aparece en muchas de nuestras conversaciones y también en nuestros pensamientos. Queremos o nos piden que nuestro trabajo, nuestra imagen y nuestras relaciones sean perfectos y la idea de perfección no da demasiado margen de maniobra.

Para las personas más relajadas el paradigma de la perfección puede ser altamente estimulante si es bien entendido, pues las puede llevar a cotas de rendimiento más elevadas aproximarlas a la excelencia. Pero para aquéllos que ya llevan de serie la autoexigiencia, este modelo quizás los conduzca a la frustración y la angustia.

Cuando nos enfrentamos a una determinada tarea en base a esa premisa, nos parece que para completarla hay una y sólo una manera, la más adecuada, la que va a gustar a todo el mundo, la que nos llevará al éxito, la que nos va a abrir la puerta deseada sin apreciar que al mismo tiempo nos enviamos un mensaje profundamente estresante: de no dar con esa ejecución maestra, el fracaso, la crítica y la vergüenza serán la consecuencia. Esa manera de entender la vida genera una gran presión, pues el nivel de exigencia suele ser, a menudo, desmesurado. Se nos plantean así innumerables retos diarios que se convierten en montañas muy difíciles de escalar y superarlas es casi un milagro, y uno tras otro nos van drenando la energía, poniendo continuamente a prueba nuestra autoestima.

El miedo a no hacerlo como es debido y en consecuencia a cómo quedará nuestra credibilidad e imagen ante los demás, nos hace sentirnos pequeños y automáticamente la montaña gana en altura. Nos decimos que tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos con la esperanza de que eso nos empuje hasta la cima, sin darnos cuenta de que hemos pervertido el mensaje.

De igual manera, nos mostramos intransigentes con los demás, estimando que si no cumplen nuestras expectativas nos defraudan de una u otra manera; nos volvemos críticos y emitimos juicios sin haber sopesado nada más que el resultado, olvidando la complejidad de las personas y las situaciones, perdiendo al mismo tiempo la perspectiva que nos da la razón cuando dejamos que sean los patrones sociales los que decidan por nosotros.

Dar lo mejor de nosotros mismos significa conocer nuestros propios límites y aprender a superarlos desde la confianza. Décadas atrás no era tan extraño oír que la mejor forma de enseñar a un niño a nadar era empujarlo a una piscina donde no hacía pié. Quizás el método funcionó en algunos casos, pero conozco a adultos que recuerdan aquella experiencia como traumática y que les generó un fuerte rechazo, durante mucho tiempo, a zambullirse y disfrutar de lo que debería haber sido un sano deporte.

Por eso, cuando nos exigimos dar lo mejor de nosotros mismos sería conveniente reflexionar si nos estamos empujando a una piscina sin saber nadar, o si por el contrario nos estamos animando a conseguir metas que verdaderamente nos estimulan. En caso de una mala evaluación, la próxima vez que nos pongamos cara a cara ante una tarea difícil, activaremos el recuerdo de experiencias pasadas y comenzaremos a trabajar con miedo, disminuyendo las probabilidades de éxito.

Os animo a que practiquéis el amor a vosotros mismos, permitiéndoos cometer errores, aprendiendo de ellos. Quizás os lleve un tiempo y tropecéis con la misma piedra en repetidas ocasiones. No os preocupéis, seguid aprendiendo y dándoos amor. De la misma manera que no se le puede pedir a un niño que aprenda a andar en un día, no nos podemos exigir hacerlo todo perfecto en cualquier momento, con cualquier tarea. No importa cuántas veces nos caigamos si sabemos cómo levantarnos. Poco a poco seremos capaces no ya de caminar, sino de correr veloces. Acercarnos a la perfección consiste en reconocer, precisamente, que tal concepto no existe.

¿Qué emociones intervienen en tu autoexigencia?
¿Qué sientes cuando no alcanzas tus expectativas?
Y cuando son otros los que no alcanzan tus expectativas  ¿cómo te sientes?
¿De qué manera estableces tus expectativas? ¿y qué elementos intervienen en ellas?
¿Qué análisis previos haces antes de fijarte una meta?
¿Cómo mides el éxito de tu trabajo?
Si utilizases el amor y la consideración hacia tu persona ¿cuál sería la naturaleza de tu autoexigencia?
¿Y cuál sería el objetivo último de tu autoexigencia?

Comentarios

Entradas populares